El Coaching es una disciplina que nació en Estados Unidos con el objetivo de incrementar el rendimiento individual de los profesionales del deporte. Desde entonces han transcurrido 30 años y estas lecciones se han extrapolado en los más diversos campos de la actividad humana. La estructura empresarial ha sabido hacer suya esta enseñanza y cada vez son más los profesionales de diferentes sectores que recurren a esta alternativa para mejorar su desempeño.
Del mismo modo que no existe una única raíz, tampoco encontraremos una sola definición. Aunque podemos identificar coincidencias en la mayoría de las enunciaciones, también es cierto que existen variaciones según las diferentes escuelas o corrientes:
• La International Coach Federation, la asociación más grande de coaches en el mundo, pone el foco en los resultados: “El Coaching es una relación profesional continuada que ayuda a que las personas produzcan resultados extraordinarios en sus vidas, carreras, negocios u organizaciones. A través de este proceso de Coaching, los clientes ahondan en su aprendizaje, mejoran su desempeño y refuerzan su calidad de vida”. Este énfasis en los resultados es bastante frecuente en las definiciones que encontramos. Por ejemplo, en ésta, aportada por el pionero Jim Selman: “Es la relación profesional continuada que ayuda a obtener resultados extraordinarios en la vida, profesión, empresas o negocios de las personas”.
• La Sociedad Francesa de Coaching aporta una definición más en relación con las necesidades del coachee: “Coaching es el acompañamiento a una persona a partir de sus necesidades profesionales.
Actualmente coexisten varias escuelas de Coaching. Esto no significa que sean teorías totalmente independientes, de hecho, parecen alimentarse mutuamente; no difieren
tanto en la práctica y en los resultados como en la explicación teórica de sus propios fundamentos para el desarrollo de su potencial y de su saber hacer”.
• En la Escuela Europea de Coaching hacen referencia al método: “Coaching es el arte de hacer preguntas para ayudar a otras personas, a través del aprendizaje, en la exploración y el descubrimiento de nuevas creencias que tienen como resultado el logro de los objetivos”.
• Tim Galwey destaca la importancia de la conversación: “El Coaching es el arte de crear un ambiente a través de la conversación y de una manera de ser, que facilita el proceso por el cual una persona se moviliza de manera exitosa para alcanzar sus metas soñadas”.
• La definición de John Whitmore, otro de los pioneros, establece un matiz interesante: “El Coaching consiste en liberar el potencial de una persona para incrementar al máximo su desempeño. Consiste en ayudarle a aprender en lugar de enseñarle.”
• Quizá otra explicación menos técnica y más cercana sea la dada por Talane Miedaner: “El Coaching cubre el vacío existente entre lo que eres ahora y lo que deseas ser. Es una relación profesional con otra persona que aceptará sólo lo mejor de ti y te aconsejará, guiará y estimulará para que vayas más allá de las limitaciones que te impones a ti mismo
y realices tu pleno potencial”.
Todas estas definiciones aportan, sin duda, una mayor y mejor comprensión del significado del Coaching. De su lectura se desprenden algunas ideas importantes que nos ayudan a comprender mejor de qué estamos hablando: el Coaching es un proceso que se desarrolla a lo largo de un determinado periodo de tiempo y que tiene lugar entre dos personas (coach y coachee) o entre una persona y un equipo (éste es el caso del Coaching de Equipos). En dicho proceso se suceden una serie de conversaciones que tienen la particularidad de ser planificadas y confidenciales y que no se prolongan en el tiempo más allá de seis meses a un año. En dichas conversaciones, el coach utiliza una metodología basada en preguntas, que
ayudan al coachee a explorar sus propias creencias, valores, fortalezas y limitaciones. Fruto de esta exploración, el coachee es capaz de tomar determinadas decisiones y de comprometerse en un proceso de cambio y de aprendizaje. Con este compromiso y con el apoyo del coach, podrá movilizarse en una determinada dirección, desplegando todo su potencial, hasta conseguir resultados extraordinarios.
Del mismo modo, podemos decir que el Coaching no es una terapia orientada a resolver problemas de personas con dificultades ni tampoco un proceso de asesoramiento o
consultoría, en el que se dan consejos o se le dice al cliente qué es lo que tiene que hacer.
Origen del término coach, escuelas y corrientes
El término “coach” significa al mismo tiempo entrenador y autocar. La etimología de
la palabra es bastante conocida. Se ubica en la ciudad húngara de Kocs y en el siglo
XV, donde los viajeros utilizaban el término “kocsi szekér” o “carruaje de kocs”, para
nombrar un tipo de carruaje que se popularizó en la región, al incorporar un nuevo
sistema de suspensión más cómodo para los viajeros que hacían el trayecto entre Viena y
Budapest. Así, el término pasó al alemán como “kutsche”, al italiano como “cocchio”,
al inglés como “coach” y al español como “coche”.
Cuando el término pasa a Inglaterra, originariamente se utiliza para nombrar el carruaje, pero a partir de 1850 lo encontramos también en las universidades inglesas para designar a la figura del entrenador: así existe el coach o entrenador de corte académico y, posteriormente, el coach deportivo. Más tarde, en 1960, el término se emplea también
para distinguir programas educativos, pero hasta 1980 no se habla de Coaching como
una profesión con formación y credenciales específicas. Es aquí cuando surge el concepto de Coaching Ejecutivo como una nueva y poderosa disciplina. Hoy en día, grandes organizaciones e instituciones educativas de primera línea reconocen las importantes
aportaciones del Coaching al desarrollo del liderazgo en todo el mundo.
Actualmente coexisten varias líneas o familias del Coaching que caminan paralelas dentro de su propio desarrollo. Esto no significa que sean teorías totalmente independientes, de hecho, creemos que se alimentan mutuamente y que van desarrollando una nueva profesión que, a pasos agigantados, toma forma, protagonismo y consistencia.
Estas distintas teorías no difieren tanto en la práctica y en los resultados como en la
explicación y teorización de sus propios fundamentos. Actualmente existen en México, y en el resto del mundo, tres grandes escuelas que identificamos por su origen geográfico, si bien las tres han experimentado una gran expansión por el resto del mundo: la Escuela Norteamericana, cuyo fundador es Thomas Leonard; la Escuela Europea, a partir de Timothy Gallwey y John Whitmore; y la Escuela Chilena u Ontológica, de Fernando Flores, Rafael Echeverría y Julio Olalla.
La escuela norteamericana
La Escuela Norteamericana fue fundada por Thomas Leonard, uno de los pioneros en el
desarrollo del Coaching profesional en todo el mundo, trabajador incansable, que falleció
en 2003. Leonard creó las primeras asociaciones de Coaching, tanto la International Coach Federation (ICF) como la Internacional Association of Coaching (IAC), creó la Coach
University y la Graduate School of Coaching, escribió seis libros sobre el tema, 28 programas de desarrollo personal y fue CEO de CoachVille.com, el portal de Coaching en
inglés más importante del mundo.
“Las personas que solicitan un coach están razonablemente ajustadas emocionalmente,
tienen familias felices y pueden ser incluso trabajadores de éxito. No necesitan terapeutas ni psiquiatras. Lo que les hace falta es una suerte de alter ego objetivo que escuche lo que le cuenten, ayude a ordenar las prioridades y actúe como un buen guía en las elecciones que se escojan”, afirma Leonard. Se trata, en fin, de agregar un puntal a la personalidad o compactar el yo en un tiempo en que es fácil la disolución o las disgregaciones
La escuela europea
En realidad tiene sus orígenes en el norteamericano Timothy Gallwey, que elaboró el sistema de aprendizaje que denominó el juego interior (The Inner Game). Gallwey,
que curiosamente no se considera coach, formuló la famosa frase: “Siempre hay un
juego interior en tu mente, no importa qué este sucediendo en el juego exterior”. Cuán
consciente seas de este juego podrá marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso en el
juego exterior. El juego interior tiene lugar en la mente del jugador y juega contra obstáculos como el miedo o la desconfianza en uno mismo.
John Whitmore retoma la metodología del juego interior e, influenciado por la Psicología Humanista, que conoce en profundidad a través de su mujer Diana Whitmore y de los estudios que realiza en EE.UU, crea una nueva metodología. Formando equipo con David Hemery y David Whitaker, funda Performance Consultants a primeros de la pasada década de los 80 y trabaja en la aplicación de estas técnicas al mundo empresarial.
La escuela chilena (coaching ontológico)
La Escuela Chilena o Escuela Ontológica, también muy extendida por todo el mundo, es una de las que más presencia tiene en nuestro país. Se basa en las ideas y el trabajo de Fernando Flores, que posteriormente Rafael Echeverría desarrolló en su libro “Ontología del Lenguaje” (1994). Fernando Flores, ingeniero civil y doctor en Filosofía, fue nombrado Ministro de Economía del Gobierno chileno de Salvador Allende. Tras el golpe militar de 1973 estuvo detenido tres años, durante los cuales, como él mismo relata, reflexionó sobre las dificultades que el gobierno de Allende había tenido para explicar su proyecto y sobre los obstáculos de comunicación que habían surgido durante todo el proceso. Después de su liberación, emigró a EE.UU, donde desarrolló su filosofía acerca de la comunicación, tomando como base la filosofía de Nietzsche, Heidegger, Searle, Austin o Wittgestein y
las investigaciones biológicas de Humberto Maturana y de Francisco Varela.
Junto con Rafael Echeverría y Julio Olalla, trabajó aplicando sus principios al liderazgo empresarial durante la década de los 80. De este grupo precursor, Rafael Echeverría
ha sido el autor que más ha escrito y difundido los principios de la Ontología del Lenguaje. De hecho, fue él quien propuso el nombre de Ontología del Lenguaje en el libro del mismo título publicado en 1994.
Fuente: miriam ortiz de zárate