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La Oratoria, la Retórica y la Estructura de un Discurso: Guía Completa para Hablar en Público

La oratoria y la retórica son artes ancestrales que han sido fundamentales en la comunicación humana desde tiempos remotos. Ambas se definen como el estudio y la práctica del uso persuasivo del lenguaje para influir en las opiniones, actitudes y comportamientos de la audiencia. A lo largo de la historia, los grandes oradores y retóricos han sido capaces de inspirar, motivar y movilizar a las masas con sus discursos poderosos y elocuentes. En este artículo, exploraremos en detalle qué es la oratoria, la retórica y la estructura de un discurso, su importancia y algunas técnicas comunes utilizadas en estas artes.

¿Qué es la Oratoria?

Qué es la Oratoria

La oratoria es el arte de hablar en público de manera efectiva, persuasiva y convincente. Es una habilidad invaluable en todos los ámbitos de la vida, desde el ámbito profesional hasta el personal. La importancia de la oratoria radica en su capacidad para influir en las opiniones, actitudes y comportamientos de los demás. En el ámbito profesional, las personas con habilidades sólidas de oratoria tienen una ventaja significativa al comunicar ideas, liderar equipos, negociar acuerdos y presentar propuestas de manera efectiva.

Características de la Oratoria

1. Claridad y Coherencia

Una característica distintiva de un buen orador es su capacidad para comunicar ideas de manera clara y coherente. Esto implica la habilidad de expresarse de manera concisa y fácilmente comprensible, evitando el uso de jerga innecesaria o palabras rebuscadas que puedan confundir a la audiencia. Un discurso claro y bien estructurado facilita la comprensión y retención del mensaje por parte del público, lo que aumenta la efectividad del orador en transmitir su mensaje.

2. Convicción y Credibilidad

La persuasión efectiva requiere que el orador tenga convicción en sus palabras y una sólida credibilidad en el tema que está tratando. Los oyentes están más inclinados a creer y seguir a alguien que demuestra pasión y autenticidad en su discurso, así como un profundo conocimiento y experiencia en el tema que están abordando. La credibilidad del orador se construye a través de su reputación, experiencia, educación y habilidad para respaldar sus argumentos con evidencia sólida y convincente.

3. Emotividad y Empatía

Emotividad y empatía en la Oratoria

La capacidad de conectar emocionalmente con la audiencia es una característica clave de la oratoria efectiva. Los mejores oradores son aquellos que pueden despertar emociones en su audiencia, ya sea inspirando esperanza, generando empatía o provocando acción. Esto requiere una comprensión profunda de las emociones humanas y la habilidad para articular el mensaje de manera que resuene con las experiencias y valores de la audiencia. La empatía también implica escuchar activamente las preocupaciones y necesidades de la audiencia y adaptar el discurso en consecuencia.

4. Elocuencia y Estilo Personal

La elocuencia, o la habilidad de hablar de manera fluida y expresiva, es una característica distintiva de los grandes oradores. Sin embargo, la elocuencia no se trata solo de tener un vocabulario extenso o una voz melodiosa; también se trata de tener un estilo personal único que refleje la personalidad y el carácter del orador. Cada orador tiene su propio estilo de hablar, gestos y expresiones que lo hacen único y memorable. Cultivar un estilo personal auténtico y cautivante es clave para destacar como orador y captar la atención de la audiencia.

5. Adaptabilidad y Flexibilidad

La capacidad de adaptarse a diferentes audiencias, contextos y situaciones es una habilidad esencial para cualquier orador. Esto implica la capacidad de ajustar el tono, el lenguaje y el contenido del discurso para adaptarse a las necesidades y expectativas de la audiencia, así como para responder de manera efectiva a cualquier imprevisto o cambio en el entorno. Ser flexible y adaptable en el escenario garantiza que el mensaje del orador llegue de manera efectiva a la audiencia y maximiza el impacto de su discurso.

Cómo Hablar en Público: Guía para Desarrollar tus Habilidades de Oratoria

Hablar en público puede ser intimidante, pero con práctica y técnicas adecuadas, cualquiera puede aprender a comunicarse de manera efectiva y persuasiva frente a una audiencia. A continuación, exploraremos paso a paso cómo mejorar tus habilidades de oratoria y convertirte en un orador confiado y convincente.

Conoce a tu Audiencia

Cómo hablar en público con Oratoria

Antes de empezar a preparar tu discurso, es fundamental conocer a tu audiencia. Investiga sobre su edad, intereses, nivel de conocimiento sobre el tema y expectativas. Esta información te ayudará a adaptar tu discurso para conectar mejor con ellos y mantener su atención.

Organiza tu Discurso de Forma Lógica

Un discurso bien estructurado es clave para mantener la atención de la audiencia y transmitir tu mensaje de manera efectiva. Divide tu discurso en tres partes principales: introducción, desarrollo y conclusión.

Practicar, Practicar y Practicar

Practica tu oratoria antes de hablar en público

La práctica constante es esencial para mejorar tus habilidades de oratoria. Practica tu discurso frente al espejo, con amigos o familiares, o incluso grabándote a ti mismo para identificar áreas de mejora y ganar confianza. Practicar también te ayudará a familiarizarte con el contenido de tu discurso y a reducir la ansiedad escénica.

Controla tu Lenguaje Corporal

Tu lenguaje corporal juega un papel crucial en la comunicación no verbal y puede afectar cómo se percibe tu mensaje. Mantén una postura erguida y abierta, utiliza gestos naturales y mantén contacto visual con tu audiencia para transmitir confianza y credibilidad.

Utiliza la Voz de Manera Efectiva

Varía el tono, la velocidad y el volumen de tu voz para enfatizar puntos importantes, mantener el interés de la audiencia y evitar que tu discurso suene monótono. También es importante hablar claramente y pronunciar las palabras correctamente para que la audiencia pueda entender tu mensaje fácilmente.

Sé Auténtico y Apasionado

Maneja los nervios al hablar en público

Los mejores oradores son aquellos que hablan con autenticidad y pasión sobre su tema. Muestra tu entusiasmo y emoción por lo que estás hablando, ya que esto ayudará a captar la atención de la audiencia y a hacer que tu mensaje sea más convincente y memorable.

Maneja los Nervios

Es normal sentir nervios antes de hablar en público, pero hay técnicas que puedes utilizar para controlar la ansiedad escénica. Respira profundamente, practica técnicas de relajación como la visualización o la meditación, y recuerda que tu audiencia está de tu lado y quiere que tengas éxito.

¿Qué es un Discurso?

Un discurso efectivo va más allá de meras palabras; es una narrativa meticulosamente organizada que tiene el poder de influir, inspirar y cautivar a la audiencia. A continuación, exploraremos la importancia de la estructura en un discurso y analizaremos los elementos clave que lo componen.

¿Por qué es importante la estructura de un discurso?

La estructura de un discurso es fundamental porque proporciona un marco organizativo que facilita la comprensión y retención del mensaje por parte de la audiencia. Una estructura clara y coherente ayuda al orador a organizar sus ideas de manera lógica y a transmitirlas de manera efectiva, lo que aumenta la probabilidad de captar la atención y el interés de la audiencia.

Elementos de la Estructura de un Discurso

Estructura de un discurso para oratoria

Un discurso bien estructurado consta de varios elementos interrelacionados que trabajan juntos para transmitir el mensaje de manera efectiva. A continuación, analizaremos cada uno de estos elementos en detalle:

Introducción

La introducción es la parte inicial del discurso y cumple la importante función de captar la atención de la audiencia y establecer el tono y el propósito del discurso. Para lograr esto, la introducción puede comenzar con una anécdota, pregunta provocativa, cita famosa o estadística impactante que despierte el interés de la audiencia y la invite a escuchar con atención. Además, la introducción debe presentar el tema del discurso de manera clara y concisa, así como establecer la relevancia y la importancia del mismo para la audiencia.

Desarrollo

El desarrollo es la parte central del discurso y se encarga de presentar los argumentos principales, ejemplos, evidencias y detalles que respaldan el tema y el propósito del discurso. Esta sección suele estar dividida en varios párrafos o secciones, cada uno dedicado a un punto específico o tema relacionado con el tema general del discurso. Es importante que los argumentos estén organizados de manera lógica y coherente, y que haya una transición fluida entre ellos para mantener el interés de la audiencia y facilitar la comprensión del mensaje.

Conclusión

La conclusión es la parte final del discurso y tiene la importante tarea de resumir los puntos principales, reforzar el mensaje clave y motivar a la audiencia a reflexionar sobre el tema y, en algunos casos, a tomar medidas. Para lograr esto, la conclusión puede recapitular brevemente los puntos principales del discurso, destacar la importancia y relevancia del tema, y proporcionar una llamada a la acción o una reflexión final que inspire a la audiencia a pensar y actuar. Es importante que la conclusión sea clara, concisa y memorable, dejando una impresión duradera en la audiencia y reforzando el impacto del discurso.

¿Qué es la Retórica?

La retórica es un arte antiguo que ha sido fundamental en la comunicación humana desde tiempos remotos. La retórica se remonta a la Grecia clásica, donde los filósofos como Aristóteles y Platón estudiaron y enseñaron el arte de hablar en público. Se define como el estudio del uso persuasivo del lenguaje para influir en la audiencia y lograr un determinado objetivo, ya sea informar, persuadir, motivar o entretener.

Qué es la retórica

Se define como el estudio del uso persuasivo del lenguaje para influir en la audiencia y lograr un determinado objetivo, ya sea informar, persuadir, motivar o entretener. La retórica se centra en la estructura, el estilo y el contenido del discurso, así como en el uso efectivo de herramientas como la metáfora, la analogía y la ironía para transmitir el mensaje de manera más efectiva.

Importancia de la Retórica

La retórica juega un papel vital al facilitar una comunicación eficaz y persuasiva en diversos escenarios y entornos. Quienes dominan esta habilidad poseen una ventaja notable en la política, los negocios y la esfera social, donde pueden influir en las opiniones y acciones de los demás. Además, en el ámbito académico, la retórica es esencial para argumentar, debatir y exponer ideas de forma clara y convincente.

Técnicas de Retórica

Existen muchas técnicas diferentes utilizadas en la retórica, algunas de las cuales incluyen:

Repetición: La repetición de palabras, frases o ideas clave para enfatizar puntos importantes y mejorar la retención del mensaje.

Analogía: El uso de analogías o comparaciones para hacer conceptos abstractos más comprensibles y accesibles para la audiencia.

Metáfora: El uso de metáforas para crear imágenes vívidas y evocadoras que captan la imaginación de la audiencia y refuerzan el mensaje.

Ritmo y cadencia: El uso del ritmo y la cadencia del discurso para mantener el interés de la audiencia y hacer que el mensaje sea más memorable.

Ironía: El uso de la ironía para resaltar contradicciones o hipocresías en el argumento del oponente y hacer que el propio argumento sea más convincente.

Lógica y argumentación: El uso de la lógica y la argumentación para respaldar los puntos del discurso con evidencia sólida y convincente.

Aplicaciones de la Retórica

Aplicaciones de la retórica

La retórica se aplica en una variedad de contextos y situaciones, incluyendo discursos políticos, presentaciones de ventas, debates académicos y discusiones informales. En cada caso, el objetivo es persuadir a la audiencia y lograr un determinado objetivo, ya sea convencer a los votantes de apoyar a un candidato político, persuadir a los clientes de comprar un producto o convencer a los colegas de adoptar una determinada estrategia.

Conclusión

En resumen, la oratoria, la retórica y la estructura de un discurso son herramientas poderosas que pueden ayudarte a hablar con éxito en público y tener un impacto duradero en tu audiencia. Al dominar estas artes y técnicas, puedes influir en los demás, inspirar cambios y dejar una impresión duradera en tu audiencia.

Por ello, te invitamos cordialmente a unirte a nuestro Curso de Oratoria en línea, donde no solo adquirirás conocimientos teóricos, sino que también desarrollarás habilidades prácticas para destacarte como un orador persuasivo y efectivo. Descubre cómo influir en los demás, inspirar cambios y dejar una impresión duradera en tu audiencia.

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Qué es la Oratoria - Descargar PDF

¿Cómo hablar en público?

Aquí les dejamos esta excelente guía para poder hablar bien en público, la cual contiene las pautas más importantes a seguir para llevar a cabo con éxito cualquier tipo de discurso u oratoria.

Introducción

Cualquier persona se ha visto en el momento más insospechado, en la tesitura de tener que dirigirse a un grupo, ya sea por obligaciones profesionales o por motivos personales. Dar la bienvenida a unos congresistas, dirigirse a los accionistas de una Empresa, presentar los resultados de un proyecto ante el Consejo de Dirección, realizar una presentación de la Empresa, dar una conferencia, participar en una rueda de prensa o hacer un brindis en una reunión familiar, son solo algunos ejemplos.

Comunicar es una valiosa habilidad que no todos poseemos pero para la que, en cualquier caso, nos podemos entrenar. Dicen que hay dos momentos en la vida en los que uno está realmente solo: «dos minutos antes de morir y dos minutos antes de empezar una conferencia».

Hay tres aspectos que son básicos para hablar en público con eficacia:

1.- Haberse ganado el derecho a hablar del tema (por preparación, por estudios, por experiencia,…).
2.- Querer comunicarlo.
3.- Tener interés por el público oyente.

Un ejercicio muy útil para enfrentarse a esas reuniones que nos ponen tan nerviosos es cerrar los ojos para eliminar los estímulos exteriores, aspirar aire por la nariz y expirarlo lentamente, de tal que puedas sentir cómo entra y sale el aire.

Esquema de la Conferencia

Información del público

  • Recaba el máximo de información del público y descubre qué espera del orador.
  • Averigua su edad, sexo, ocupación, nivel socioeconómico, religión, etc.
  • Planifica para que todo esté acorde con el auditorio, la ocasión y el mensaje. Eso te ayudará a ganar confianza.
  • Procura adecuarte a sus características.

Preparación de la charla

  • Escribe unos días antes un esquema que recoja los aspectos más relevantes del tema que vas a tratar y desarróllalo.
  • Prepara bien la charla en todos sus aspectos con antelación y tranquilidad:

– Selección del tema y objetivos
– Recogida de información
– Organización de las ideas
– Inclusión de citas, estadísticas, anécdotas y material de apoyo

  • Anticipa las posibles preguntas y prepara las respuestas pertinentes.
  • Ensaya la charla varias veces ante el espejo y ante alguien de confianza:

– El fin es conseguir mayor fluidez verbal y evitar frases de difícil pronunciación o comprensión.
– Ejercita la voz para conseguir que sea firme y sonora.

  • Así, podrás estructurar tu intervención y matizar cada una de las frases y expresiones que emplearás.
  • No memorices la charla. Le quitarás toda la naturalidad.

1.- La duración

  • Ajusta la duración al objetivo:
    – Informar, persuadir, incitar o entretener.
  • Redacta tu intervención en función del tiempo de que dispongas para exponerla. Por ej.:
    – Si tienes media hora, prepara material para 20 minutos.
    – Con los diez minutos restantes puedes abrir un turno de sugerencias.
  • Controla la duración del discurso mientras hablas, pero «no mires al reloj» ni te lo quites para ponértelo delante el público.
  • Pídele al moderador, o a un compañero situado en la primera fila, que te haga una señal cuando solo te queden cinco minutos para concluir.
  • Termina a tiempo:
    – Finaliza en el plazo previsto y corta cuando detectes síntomas de cansancio en los oyentes. El cansancio del oyente es el peor enemigo del orador.
    – Si te dicen que va a durar una hora, acaba puntualmente. Nunca debes alargarte 20 minutos más. Es un tiempo perdido.
  • Para esto, divide el texto:
    – Para calcular mejor qué puedes contar y a qué ritmo hacerlo.
  • No es malo que la gente, que te está oyendo, mire a sus relojes mientras hablas, pero es excesivo que además los sacudan para asegurarse de que andan. O se muevan en sus asientos. Son señales de que se alarga demasiado.
  • Un predicador experimentado recomendaba a un cura joven bajo su mando:
    «Mira, hay tres puntos clave para pronunciar un buen sermón: que sea breve, que no sea largo y que sea corto».

2.- Estructura

  • La conferencia debe tener orden y para ello, lo mejor es empezar por una exposición del índice de lo que se va a oír.
  • Y posteriormente, seguirlo con claridad para el oyente.
  • Las tres partes más importantes son:

a) Introducción:
– No te alargues demasiado o no acabarás el discurso.
– Esta parte debe llevarte entre el 10-15% del tiempo total.

b) Cuerpo central con las ideas principales:
– Dedícale entre 70-80% del tiempo.
– En función de esto, limita la cantidad de conceptos que pretendes incluir.

c) Desenlace o cierre a modo de resumen:
– No abuses de la paciencia del auditorio.
– Bastará con otro 10-15% del tiempo.

3.- Forma

Inicio y final

  • Crea un inicio y un final memorables e impactantes.
  • Antes de comenzar a hablar, entra en contacto visual con el público, mira a los ojos de los asistentes. Si no lo haces, no te escucharán e interpretarán que no tienes confianza en ti mismo o que escondes algo.
  • Las primeras palabras deben ser pronunciadas en un tono claro. No te aceleres. Comienza el discurso despacio y enfatizando lo que te parezca importante.
  • Sonríe: si presentas un aspecto distendido y relajado, el público reaccionará de la misma manera.
  • Si pretendes atraer la atención de la gente, que abandone sus pensamientos y se involucre en la exposición desde el principio huye de los inicios tradicionales.
  • Comienza con un recurso impactante que haga participar a los oyentes, que capte su atención y despierte su interés.
  • Un comienzo impactante consigue tres objetivos fundamentales:

a) Captar la atención:

– Al público le cuesta abandonar su mundo interior. Están preocupados en lo mal que dejaron aparcado el coche, en compras futuras, el trabajo pendiente, etc. Si no captas su interés desde el principio cada vez será más difícil hacerlo.

b) Persuadir:

– Las intervenciones públicas tienen como objetivo convencer a los demás de nuestro punto de vista, persuadirles y motivarles para que actúen en una dirección determinada. Los primeros 30 segundos son cruciales: el público decidirá si siente simpatía por el orador y si es conveniente hacerle caso.

c) Presentar el tema del discurso:

– Las primeras frases deben introducir el eje central del discurso. De nada sirve captar la atención o que el público se divierta, si no tiene claro el objeto de la charla.

Cuerpo de la ponencia

  • Elabora un punto de vista sólido que dé coherencia al discurso y deja claros los puntos esenciales.
  • Precisa lo que quieres transmitir y no intentes abarcar demasiados temas.
  • Las ideas deben estar ordenadas por sus características, de menor a mayor, por su cronología, por afinidades u oposiciones.
  • Además, podrás ilustrar la exposición con imágenes, gráficos, datos, esquemas y recursos que precises para transmitir la información.

El lenguaje

  • Utiliza un lenguaje claro, preciso y directo. No utilices palabras rebuscadas y snobs, especialmente anglicismos.
  • Al escribir el discurso, ten en cuenta que los términos concisos son más efectivos.
  • Es mejor el lenguaje directo que el indirecto y la voz activa mejor que la pasiva.
  • Entre dos palabras sinónimas, elige siempre la más corta y huye del vocabulario rebuscado. Elude las palabras o frases difíciles de entender.
  • Utiliza frases cortas: Tu público te entenderá con más facilidad y evitará perder el hilo de lo que dice.
  • Orden gramatical: Respeta el orden lógico de la frase y evita las pasivas. Es mejor (“la empresa presentó los beneficios”) que (“los beneficios fueron presentados por la empresa”).
  • Mejor un verbo que un sustantivo: Es un buen recurso para mover a la acción y hace que la charla sea más expresiva.
  • Evita palabrotas: Pueden ofender al interlocutor de corte clásico y no precisamente liberado.
  • No digas eufemismos: Hacen difuminadas e imprecisas las explicaciones.
  • Tampoco digas: siglas que puede que el público no conozca. Se pasará la exposición intentando adivinar su significado y, si no lo consiguen, dejarán de escucharte.
  • Sé coherente: Ojo con las contradicciones o imprecisiones.
  • No improvises: El público pensará que estás improvisando, si dices: «¿Cómo diría yo…?».
  • Para reavivar el interés, ten previsto frases tipo : «Y eso no es todo…».
  • Despierta la imaginación con términos muy gráficos o símiles. Por ejemplo, si hay una dificultad, nos encontramos ante un “cuello de botella” o es tan aleatorio “como una partida de cartas”. La gente lo retiene mejor.
  • No es malo repetir, pero sin abusar. Es mejor repetir sólo lo que es importante para que quede claro en la audiencia.
  • No abuses de las muletillas: O sea, en resumen, bueno pues, bien, quiero decir, me explico, pues bien, como les iba diciendo, emm,…

Haz un buen resumen final

  • Al finalizar su presentación, haz una recapitulación de las ideas que has expuesto, conseguirás reafirmar su posición.
  • Es esencial para lograr los objetivos de la intervención.
  • Un buen final incluirá un resumen, en una o dos frases, del discurso y alguna propuesta o resolución que deduzca del mismo.
  • La conclusión debe ser breve, completa y convincente (es la única parte que los expertos recomiendan memorizar).
  • Cierra la intervención con un extracto llamativo y conciso del discurso realizado. Las ideas resumen no han de ser más de tres.
  • Es muy eficaz finalizar con una propuesta o solución sobre el tema que se ha planteado, apoyándote siempre en argumentos objetivos y no en opiniones. Ahora bien, sobre todo, deja claro qué beneficios tiene tu propuesta para el público asistente.
  • Puedes finalizar como has empezado, con una cita, pregunta o anécdota que vincule el principio y el final.
  • No digas: «finalmente…para acabar…voy a terminar diciendo…», si vas a seguir ¡durante quince minutos más!
  • Nunca finalices tu discurso con frases tópicas del tipo: “mi tiempo ya se está acabando”,”veo que están cansados”,”enseguida termino”, etc.
  • Deja al público con ganas: «Lástima que haya sido tan breve,…».
  • Agradece en todos los casos la atención que te han prestado. Bastará con que realices una pausa al final de la charla y digas: “Muchas gracias”.

Invita a la participación

  • Reserva tiempo al final para las preguntas y el debate.
  • Puedes sugerir que el público intervenga para que opine o pregunte. Pero no te alargues en las respuestas.
  • Prepárate para posibles «desviaciones» en su exposición, en base a las peticiones, comentarios e intervenciones del auditorio.
  • Ante una pregunta comprometida, lo primero que tienes que hacer es sonreír. El público te lo agradecerá. No busques soluciones mágicas. Responde con tranquilidad.
  • Sé claro, sintetiza y no te salgas del tema que marquen las preguntas del que te oye.
  • Utiliza respuestas sinceras a preguntas difíciles, estadísticas, comentarios o recortes de prensa y listado de anécdotas o experiencias.
  • Ante un ataque verbal, la moderación y la comprensión. Ello hará que el oponente se suavice.
  • Evita frases del tipo: «¿Alguna otra pregunta?, ya que suelen crear incómodos silencios.
  • Un buen discurso no termina en el podio, sino que permanece en la memoria del público.

Fuente: Gabriel Olamendi – www.estoesmarketing.com