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Descubriendo la Inteligencia Emocional: Un Viaje hacia el Autoconocimiento y la Mejora Personal

Inteligencia Emocional

La Inteligencia Emocional (IE) es una habilidad crucial en la vida de cada individuo. En este artículo te enseñaremos qué significa realmente y el por qué es un componente fundamental en nuestras interacciones diarias, ya sea en nuestra vida personal como en los entornos laborales. También te presentaremos algunas técnicas para desarrollarla y mejorarla.

¿Qué es la Inteligencia Emocional?

La Inteligencia Emocional se ha vuelto un término familiar en el ámbito de la psicología y el desarrollo personal, popularizado por el psicólogo Daniel Goleman en la década de 1990. Se define como la capacidad de reconocer y gestionar nuestras propias emociones, así como las emociones de los demás. En otras palabras, se trata de ser conscientes de cómo nos sentimos y de cómo esas emociones pueden influir en nuestras acciones y relaciones.

Qué es la Inteligencia Emocional

Desarrollo de la Inteligencia Emocional

La teoría de la inteligencia emocional propuesta por Daniel Goleman identifica cinco componentes principales o tipos de inteligencia emocional. Cada uno de estos tipos se relaciona con habilidades específicas relacionadas con el manejo de las emociones y las relaciones interpersonales.

Tipos de inteligencia emocional y sus características

Autoconciencia emocional

Se refiere a la capacidad de reconocer y comprender tus propias emociones, así como ser consciente de cómo influyen en tus pensamientos y acciones. Las personas con alta autoconciencia emocional suelen ser capaces de identificar rápidamente sus emociones y comprender cómo estas afectan su comportamiento. También son capaces de aceptar y expresar sus emociones de manera adecuada.

Autorregulación emocional

Implica la capacidad de manejar y regular tus propias emociones de manera efectiva. Las personas con alta autorregulación emocional son capaces de controlar impulsos, regular el estrés y mantener la calma en situaciones difíciles. También son capaces de adaptarse a los cambios y manejar la frustración de manera constructiva.

Conciencia social

Se refiere a la capacidad de comprender y empatizar con las emociones de los demás, así como de responder de manera adecuada a ellas. Las personas con alta conciencia social son sensibles a las señales emocionales de los demás y son capaces de establecer relaciones sólidas y satisfactorias. También son hábiles en la resolución de conflictos y en la negociación.

Gestión de relaciones

Implica la capacidad de establecer y mantener relaciones interpersonales saludables y satisfactorias. Las personas con habilidades sólidas de gestión de relaciones son hábiles en la comunicación efectiva, la colaboración y la construcción de redes de apoyo. También son capaces de inspirar confianza y resolver conflictos de manera constructiva.

Motivación emocional

Se refiere a la capacidad de dirigir y mantener la motivación, incluso en momentos de dificultad. Las personas con alta motivación emocional son capaces de establecer metas desafiantes y mantenerse enfocadas en ellas a pesar de los obstáculos. También son capaces de gestionar eficazmente sus emociones para impulsar su rendimiento y alcanzar el éxito.

Estos cinco componentes de la inteligencia emocional interactúan entre sí y son fundamentales para el bienestar personal y las relaciones interpersonales exitosas. Desarrollar y fortalecer estas habilidades puede mejorar significativamente tu capacidad para manejar las emociones y navegar eficazmente en el mundo social y laboral.

Aunque algunas personas pueden tener una predisposición innata hacia la inteligencia emocional, también es una habilidad que se puede desarrollar y mejorar con la práctica y la atención consciente. Al desarrollar y cultivar nuestras habilidades emocionales, podemos mejorar nuestra calidad de vida, nuestras relaciones y nuestro éxito en todos los aspectos de la vida.

Desarrollo de la Inteligencia Emocional

Test de Inteligencia Emocional

Aquí tienes un breve test que puede ayudarte a determinar qué tipo de inteligencia emocional tienes. Es importante recordar que los resultados de un test como este son indicativos y no deben considerarse como un diagnóstico definitivo. El objetivo, es ofrecer una idea general de las áreas de la inteligencia emocional que pueden necesitar más atención o desarrollo.

Responde a las siguientes preguntas de la manera más sincera posible, eligiendo la opción que mejor describe tus reacciones o comportamientos típicos en situaciones emocionales.

Autoconciencia:

  • 1. Cuando estoy molesto/a, generalmente…
  • A) Sé exactamente por qué me siento así y qué lo provocó.
  • B) Me cuesta trabajo identificar qué es lo que me está molestando.
  • 2. ¿Con qué frecuencia revisas tus propias emociones y pensamientos?
  • A) Regularmente, trato de ser consciente de mis emociones y pensamientos.
  • B) No suelo prestar mucha atención a mis emociones y pensamientos.

Autorregulación:

  • 3. Cuando me enfrento a una situación estresante, tiendo a…
  • A) Mantener la calma y buscar soluciones de manera tranquila.
  • B) Reaccionar emocionalmente y perder el control fácilmente.
  • 4. ¿Con qué frecuencia te encuentras controlando impulsos o tomando decisiones impulsivas?
  • A) Suelo pensar antes de actuar y controlar mis impulsos.
  • B) A veces actúo impulsivamente sin considerar las consecuencias.

Motivación:

  • 5. Cuando tengo una meta importante, tiendo a…
  • A) Mantenerme enfocado/a y perseverar a pesar de los desafíos.
  • B) A menudo pierdo la motivación y me desanimo fácilmente.
  • 6. ¿Cómo te sientes acerca de asumir responsabilidades y desafíos?
  • A) Me emociona asumir nuevos desafíos y responsabilidades.
  • B) A veces me siento abrumado/a y evito desafíos importantes.

Empatía:

  • 7. Cuando alguien está pasando por un momento difícil, suelo…
  • A) Escuchar atentamente y ofrecer apoyo emocional.
  • B) No estoy seguro/a de qué hacer o decir para ayudar.
  • 8. ¿Cómo te sientes al ponerte en el lugar de otra persona?
  • A) Me resulta fácil comprender las emociones y perspectivas de los demás.
  • B) A veces me cuesta entender por qué los demás se sienten de cierta manera.

Habilidades Sociales:

  • 9. En situaciones grupales o sociales, suelo…
  • A) Disfrutar de interactuar con diferentes personas y establecer conexiones.
  • B) Sentirme incómodo/a o nervioso/a al socializar con otros.
  • 10. ¿Cómo manejas los conflictos o desacuerdos con otras personas?
  • A) Busco soluciones que beneficien a ambas partes y trato de resolverlos de manera constructiva.
  • B) Puedo ser confrontativo/a o evadir los conflictos para evitar confrontaciones.

Puntuación:

  • Suma los puntos de las respuestas A: 1 punto cada una.
  • Suma los puntos de las respuestas B: 0 puntos cada una.

Interpretación:

  • 8-10 puntos: Alta inteligencia emocional en esta área.
  • 4-7 puntos: Moderada inteligencia emocional en esta área.
  • 0-3 puntos: Baja inteligencia emocional en esta área.

Este test te ofrece una visión general de tus fortalezas y áreas de desarrollo en cuanto a inteligencia emocional. Recuerda que es importante considerar estos resultados como una guía y que siempre hay margen para crecimiento y mejora en todas las áreas.

Manejo de la Inteligencia Emocional

Manejo de la Inteligencia Emocional

El manejo de la Inteligencia Emocional implica la habilidad de regular nuestras emociones de manera efectiva. Esto incluye ser conscientes de nuestros propios estados emocionales y cómo estos pueden influir en nuestras acciones y pensamientos.

Un aspecto clave de esto es la técnica de apropiación inteligente de las emociones, donde en lugar de culpar a otros por nuestros sentimientos, nos hacemos responsables al decir «Yo me enojo», en lugar de «Tú me haces enojar». Este cambio de perspectiva nos otorga un mayor control sobre nuestras reacciones emocionales.

Esta técnica es fundamental para la IE, ya que nos invita a asumir la responsabilidad de nuestros propios sentimientos y emociones. En lugar de culpar a otros por cómo nos sentimos, reconocemos que nuestras emociones son una respuesta interna a las circunstancias. Esto nos empodera para gestionar nuestras reacciones de manera más efectiva y constructiva.

Sentimientos Básicos: Fórmula MATEA

Sentimientos Básicos - Fórmula MATEA

La fórmula MATEA nos ofrece una guía para entender y expresar nuestras emociones básicas:

  • Miedo: Nos alerta de peligros y nos prepara para la acción.
  • Alegría: Nos impulsa a continuar haciendo lo que estamos haciendo.
  • Tristeza: Nos ayuda a soltar y aceptar pérdidas.
  • Enojo: Nos indica que algo no está bien y nos da energía para cambiarlo.
  • Afecto: Nos conecta con los demás y nos motiva a cuidar y ser cuidados.

Al reconocer estas emociones en nosotros mismos y en los demás, podemos mejorar nuestra capacidad para comunicarnos de manera efectiva y manejar situaciones emocionales con mayor destreza.

Emociones y Salud

¿Por qué las emociones que no se manejan con inteligencia afectan a la salud?

Las emociones que no se manejan con inteligencia pueden tener un impacto significativo en nuestra salud. El estrés crónico causado por una mala gestión emocional puede contribuir a problemas de salud física y mental, como enfermedades cardiovasculares, ansiedad y depresión. Es por eso que aprender a manejar nuestras emociones de manera efectiva es crucial para nuestro bienestar general.

Mejorar la Inteligencia Emocional en las negociaciones personales e interpersonales

La aplicación de técnicas de IE en las negociaciones personales e interpersonales puede tener un impacto significativo en los resultados que obtenemos. Al comprender nuestras propias emociones y las de los demás, podemos tomar decisiones más informadas y alcanzar acuerdos que sean satisfactorios para todas las partes involucradas. La IE nos permite escuchar activamente, empatizar con las necesidades de los demás y buscar soluciones que beneficien a todos.

Técnicas para Mejorar la Inteligencia Emocional

Mejorar la inteligencia emocional en estas negociaciones es clave para construir relaciones sólidas y lograr resultados exitosos. Aquí tienes algunas técnicas que puedes emplear:

1. Autoconciencia emocional: Reconoce tus propias emociones durante la negociación. Presta atención a cómo te sientes y cómo esas emociones pueden estar influyendo en tus decisiones y comportamientos.

2. Autocontrol emocional: Aprende a manejar tus emociones de manera efectiva, especialmente en situaciones de tensión. Respira profundamente, tómate un momento para calmarte y luego responde de manera consciente en lugar de reaccionar impulsivamente.

3. Empatía: Practica la empatía al ponerse en el lugar de la otra persona. Trata de comprender sus emociones, preocupaciones y necesidades. Esto te ayudará a crear un ambiente de confianza y cooperación.

4. Comunicación efectiva: Desarrolla habilidades de comunicación que te permitan expresar tus ideas y sentimientos de manera clara y respetuosa. Escucha activamente a la otra parte para entender completamente su perspectiva.

5. Resolución de conflictos: Aprende a manejar los conflictos de manera constructiva. Busca soluciones que satisfagan las necesidades de ambas partes y fomenten la colaboración en lugar de la confrontación.

6. Flexibilidad emocional: Sé flexible en tu enfoque y adaptación a diferentes situaciones emocionales. Reconoce que las emociones pueden cambiar rápidamente durante una negociación y ajusta tu estrategia en consecuencia.

7. Autoevaluación y aprendizaje continuo: Reflexiona sobre tus experiencias de negociación para identificar áreas de mejora. Estar dispuesto a aprender de tus errores y a seguir desarrollando tus habilidades de inteligencia emocional es de suma importancia.

Al practicar estas técnicas, podrás mejorar tu inteligencia emocional en las negociaciones, lo que te ayudará a alcanzar mejores resultados y relaciones más sólidas.

Técnicas para Mejorar la Inteligencia Emocional

Dos personas dentro de nosotros: una que piensa, y otra que siente

La dualidad entre la parte que piensa y la parte que siente es una característica fundamental de la experiencia humana. Esta dualidad refleja la interacción compleja entre la mente racional y la emocional, y cómo ambas influencian nuestras percepciones, decisiones y comportamientos. Aquí hay algunas reflexiones sobre esta dualidad:

Pensamiento racional

Esta parte de nosotros se centra en el análisis lógico, la planificación y la toma de decisiones basada en la razón. El pensamiento racional nos ayuda a resolver problemas, evaluar situaciones y tomar medidas racionales.

Emociones

Las emociones son respuestas subjetivas a estímulos internos o externos. Pueden influir en nuestras percepciones, juicios y acciones de manera poderosa. Las emociones pueden ser tanto positivas (como la alegría, el amor) como negativas (como el miedo, la ira), y son una parte integral de la experiencia humana.

Interacción

La interacción entre el pensamiento y las emociones es dinámica y compleja. Nuestras emociones pueden influir en nuestro pensamiento, a veces nublando nuestro juicio o motivándonos a actuar de cierta manera. Del mismo modo, nuestro pensamiento racional puede influir en nuestras emociones, ayudándonos a regularlas o reinterpretarlas.

Equilibrio

Encontrar un equilibrio saludable entre el pensamiento racional y las emociones es importante para el bienestar emocional y la toma de decisiones efectiva. Demasiado énfasis en uno sobre el otro puede llevar a desequilibrios y dificultades.

Inteligencia emocional

La inteligencia emocional implica la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones, así como las emociones de los demás. Desarrollar la inteligencia emocional nos permite integrar de manera más efectiva nuestro pensamiento racional y nuestras emociones, facilitando la toma de decisiones más informadas y relaciones más saludables.

En última instancia, reconocer y comprender la dualidad entre la parte que piensa y la parte que siente nos ayuda a navegar mejor por nuestras vidas, cultivar relaciones significativas y tomar decisiones que reflejen nuestra integridad emocional y racional.

Dualidad racional sentimental

El porqué de los «asaltos o estallidos emocionales»

Los «asaltos o estallidos emocionales» son momentos en los que nuestras emociones toman el control, muchas veces de manera desproporcionada a la situación presente. Esto puede ser el resultado de emociones reprimidas o no expresadas adecuadamente. La IE nos ofrece herramientas para reconocer estas emociones antes de que escalen fuera de control y nos brinda estrategias para gestionarlas de manera más saludable.

Manejar los asaltos o estallidos emocionales puede ser desafiante, pero es posible con algunas estrategias efectivas.

Sugerencias para lidiar con los «estallidos emocionales»

Estallidos Emocionales

Reconocer las señales tempranas

Aprende a reconocer las señales tempranas de un estallido emocional, como la tensión muscular, la respiración agitada o la irritabilidad. Cuanto antes identifiques estas señales, más fácil será intervenir.

Respiración profunda y pausada

Cuando sientas que las emociones están aumentando, detente y toma algunas respiraciones profundas y pausadas. Esto puede ayudar a calmar tu sistema nervioso y a reducir la intensidad de las emociones.

Distanciamiento emocional

Si es posible, tómate un momento para distanciarte emocionalmente de la situación. Sal de la habitación, da un paseo corto o cuenta hasta diez antes de responder. Este tiempo de pausa puede darte la claridad necesaria para manejar la situación de manera más efectiva.

Prácticas de relajación

Incorpora prácticas de relajación como la meditación, el yoga o el mindfulness en tu rutina diaria. Estas técnicas pueden ayudarte a desarrollar una mayor capacidad para manejar el estrés y regular tus emociones.

Comunicación asertiva

Expresa tus emociones de manera clara y respetuosa, sin reprimir tus sentimientos ni atacar a los demás. Utiliza «yo» en lugar de «tú» para enfocarte en tus propias experiencias y necesidades.

Empatía

Trata de entender las emociones de los demás y reconoce que también pueden estar experimentando dificultades emocionales. Practicar la empatía puede ayudar a reducir el conflicto y fomentar una comunicación más efectiva.

Buscar apoyo

Si te resulta difícil manejar tus emociones por tu cuenta, busca apoyo en amigos, familiares o un profesional de la salud mental. Hablar con alguien de confianza puede proporcionarte perspectiva y orientación.

Reflexión post-estallido

Después de que haya pasado el estallido emocional, tómate un tiempo para reflexionar sobre lo que sucedió. Identifica las causas subyacentes de tus emociones y considera cómo puedes manejarlas de manera más efectiva en el futuro.

Recuerda que manejar los estallidos emocionales es un proceso que requiere práctica y paciencia. Sé amable contigo mismo y busca ayuda si la necesitas.

Empatía: ¿Qué es y cómo manejarla?

La empatía es otra pieza clave en el rompecabezas de la IE. Se trata de la capacidad de ponernos en el lugar de los demás, comprender sus sentimientos y perspectivas. La empatía nos permite conectar a un nivel más profundo con los demás, fortaleciendo nuestras relaciones y promoviendo un clima de comprensión y colaboración.

Manejar la empatía de manera efectiva implica encontrar un equilibrio entre comprender las emociones de los demás y cuidar de tus propias necesidades emocionales.

Sugerencias para manejar la empatía de manera saludable

Qué es la Empatía

Autoconocimiento

Antes de poder ser empático con los demás, es importante que tengas conciencia de tus propias emociones, creencias y límites personales. Conoce tus propios sentimientos y necesidades para poder manejarlos de manera efectiva mientras te relacionas con los demás.

Practicar la escucha activa

Escuchar activamente a los demás es fundamental para desarrollar empatía. Presta atención no solo a las palabras que dicen, sino también a su lenguaje corporal, tono de voz y emociones subyacentes. Haz preguntas para demostrar interés genuino y comprensión.

Establecer límites saludables

Aunque es importante ser empático, también es crucial establecer límites saludables para proteger tu propio bienestar emocional. Reconoce cuándo necesitas espacio personal o cuándo no puedes comprometerte más allá de tus capacidades.

Practicar el autocuidado

Dedica tiempo regularmente a actividades que te ayuden a recargar energías y cuidar de ti mismo. Esto puede incluir ejercicio, meditación, pasatiempos o simplemente tomarte un tiempo para relajarte y descansar.

Fomentar la empatía compasiva

La empatía compasiva implica no solo comprender las emociones de los demás, sino también sentir compasión y desear aliviar su sufrimiento. Busca maneras de ofrecer apoyo práctico o emocional a quienes lo necesiten, siempre respetando tus propios límites.

Evitar la absorción emocional

Aunque es natural sentirse afectado por las emociones de los demás, evita absorber completamente su dolor o sufrimiento. Reconoce que no puedes resolver todos los problemas de los demás y aprende a separar tus propias emociones de las de ellos.

Buscar apoyo

Si te resulta difícil manejar la empatía o te sientes abrumado por las emociones de los demás, busca apoyo en amigos, familiares o un profesional de la salud mental. Hablar con alguien de confianza puede proporcionarte perspectiva y orientación.

Recuerda que ser empático es una habilidad valiosa, pero también es importante cuidar de ti mismo mientras cuidas de los demás. Encontrar un equilibrio saludable te permitirá ser un mejor apoyo para quienes te rodean y mantener tu bienestar emocional.

Aplicación personal de la Inteligencia Emocional

En la vida cotidiana, la aplicación personal de la IE se manifiesta en el poder del pensamiento positivo y en la comprensión de la mente inconsciente. El pensamiento positivo nos ayuda a enfocarnos en lo bueno de la vida, cultivando una mentalidad optimista que puede transformar nuestras experiencias. Por otro lado, la mente inconsciente juega un papel crucial en la formación de nuestras creencias y comportamientos. Al ser conscientes de estos procesos, podemos identificar y cambiar patrones de pensamiento que nos limitan.

Ejemplo de aplicación de la IE en una situación cotidiana

En el trabajo, donde interactúas con muchas personas y a menudo te encuentras en situaciones que requieren manejo de emociones, puedes aplicar la inteligencia emocional de varias maneras:

  1.  Antes de interactuar con colegas o clientes, toma un momento para reflexionar sobre tu estado emocional. Reconoce cómo te sientes y cómo eso podría influir en tu comunicación y toma de decisiones.
  2. Durante las conversaciones o negociaciones, haz un esfuerzo consciente para ponerte en el lugar de la otra persona. Trata de comprender sus preocupaciones, necesidades y emociones, lo que te ayudará a establecer una conexión más genuina y a encontrar soluciones que satisfagan a ambas partes.
  3. Utiliza técnicas de comunicación asertiva para expresar tus ideas y opiniones de manera clara y respetuosa. También, practica la escucha activa, prestando atención a las palabras y emociones de la otra persona sin interrumpir ni juzgar.
  4. En situaciones estresantes o desafiantes, aplica técnicas de regulación emocional, como la respiración profunda y el enfoque en soluciones en lugar de centrarte en el problema. Esto te ayudará a mantener la calma y a tomar decisiones más racionales.
  5. Cultiva relaciones sólidas y de confianza con colegas y clientes, lo que facilitará la colaboración y el trabajo en equipo. Practica la empatía y la comprensión hacia los demás, lo que contribuirá a un ambiente de trabajo positivo y productivo.

Esta habilidad te ayudará a ser más consciente de tus propias emociones y de las de los demás, lo que te permitirá navegar mejor por situaciones difíciles y construir conexiones significativas con las personas que te rodean.

Aplicación de la Inteligencia Emocional

Técnica escrita de las programaciones positivas

Una técnica efectiva para cambiar patrones de pensamiento negativos es la escritura de programaciones positivas. Esto implica identificar creencias limitantes y reemplazarlas conscientemente con afirmaciones positivas. Por ejemplo, cambiar «No soy lo suficientemente bueno» por «Soy capaz y valioso». Esta práctica, combinada con el manejo consciente de nuestras emociones, nos permite reprogramar nuestra mente para el éxito y el bienestar.

Aquí tienes algunos ejemplos de programaciones positivas que puedes utilizar:

1. «Estoy lleno de confianza en mí mismo y en mis habilidades para superar cualquier desafío que se presente en mi camino.»

2. «Cada día, me siento más fuerte, más seguro y más capaz de alcanzar mis metas.»

3. «Aprecio y celebro mis logros, grandes y pequeños, reconociendo mi progreso en cada paso del camino.»

4. «Me rodeo de personas positivas y de apoyo que me inspiran a alcanzar mi máximo potencial.»

5. «Cada obstáculo es una oportunidad para crecer y aprender. Confío en mi capacidad para encontrar soluciones creativas y efectivas.»

6. «Mi mente está llena de pensamientos positivos y constructivos que me impulsan hacia adelante en la dirección de mis sueños.»

7. «Soy digno de amor, éxito y felicidad. Merezco lo mejor en la vida y estoy dispuesto a trabajar duro para lograrlo.»

8. «Cada nuevo día es una nueva oportunidad para crear la vida que deseo. Estoy abierto a nuevas experiencias y posibilidades.»

9. «Me enfoco en lo que puedo controlar y dejo ir lo que no puedo. Confío en el proceso y estoy en paz con el resultado.»

10. «Soy el arquitecto de mi propio destino. Con determinación, perseverancia y una actitud positiva, puedo alcanzar cualquier objetivo que me proponga.»

Recuerda que la constancia es clave cuando se trata de programaciones positivas. Repite estas afirmaciones regularmente, preferiblemente en momentos de tranquilidad y reflexión, para reforzar su impacto en tu mente subconsciente.

Programaciones Positivas

Conclusión

La Inteligencia Emocional es un viaje de autoconocimiento y mejora personal que nos permite vivir vidas más plenas y satisfactorias. Al aprender a reconocer, comprender y manejar nuestras emociones, podemos cultivar relaciones más saludables, tomar decisiones más acertadas y mejorar nuestro bienestar general.

Si deseas explorar más a fondo el manejo de las emociones y aprender técnicas prácticas para aplicar en tu vida diaria, te invitamos a tomar nuestro curso de Inteligencia Emocional y descubrir el impacto positivo que puede tener en tu vida.

Recuerda, la IE no solo es una habilidad valiosa en el ámbito personal, también tiene un gran impacto en nuestras interacciones sociales y profesionales. Al cultivar la IE, no solo mejoramos nuestra propia calidad de vida, sino que también contribuimos a entornos más positivos y empáticos en nuestra comunidad y lugar de trabajo.

Atrévete a explorar el mundo emocional, donde el autoconocimiento y el manejo de las emociones se convierten en herramientas poderosas para una vida más plena y satisfactoria.

¿Qué es la Inteligencia Emocional?

La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. Este término se hizo popular gracias a Daniel Goleman, con su célebre libro: Emotional Intelligence, publicado en 1995. Goleman estima que la inteligencia emocional se puede organizar en torno a cinco capacidades: conocer lasemociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones.

Orígenes del concepto

Aunque las definiciones populares de inteligencia hacen hincapié en los aspectos cognitivos, tales como la memoria y la capacidad de resolver problemas, varios influyentes investigadores en el ámbito del estudio de la inteligencia comienzan a reconocer la importancia de los aspectos no cognitivos. Thorndike, en 1920, utilizó el término inteligencia social para describir la habilidad de comprender y motivar a otras personas. David Wechsler en 1940, describe la influencia de factores no intelectivos sobre el comportamiento inteligente, y sostiene, además, que nuestros modelos de inteligencia no serán completos hasta que no puedan describir adecuadamente estos factores.

En 1983, Howard Gardner, en su Teoría de las inteligencias múltiples Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences introdujo la idea de incluir tanto la inteligencia interpersonal (la capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas) y la inteligencia intrapersonal (la capacidad para comprenderse uno mismo, apreciar los sentimientos, temores y motivaciones propios). Para Gardner, los indicadores de inteligencia, como el CI, no explican plenamente la capacidad cognitiva. Por lo tanto, aunque los nombres dados al concepto han variado, existe una creencia común de que las definiciones tradicionales de inteligencia no dan una explicación exhaustiva de sus características. Otro de los orígenes de la inteligencia emocional está en Joseph Ledoux, como influencia más reciente, a partir de su libro «El cerebro emocional (1996), en él divulga sus hallazgos acerca de los circuitos neuronales del cerebro y afirma que la emoción precede al pensamiento, también explica por qué los procesos de raciocinio que tienen lugar en el neocórtex van muchas veces a la zaga o en contra de los impulsos de la amígdala.
El primer uso del término inteligencia emocional generalmente es atribuido a Wayne Payne, citado en su tesis doctoral: Un estudio de las emociones: El desarrollo de la inteligencia emocional (1985). Sin embargo, el término «inteligencia emocional» había aparecido antes en textos de Leuner (1966). Greenspan también presentó en 1989 un modelo de IE, seguido por Salovey y Mayer (1990) y Goleman (1995).

La relevancia de las emociones en los resultados del trabajo y la investigación sobre el tema siguió ganando impulso, pero no fue hasta la publicación del célebre libro de Daniel Goleman: Inteligencia emocional: ¿Por qué puede importar más que el concepto de cociente intelectual?, cuando se popularizó. En 1995, la revista «Time» fue el primer medio de comunicación interesado en la IE que publicó un relevante artículo de Nancy Gibbs sobre el libro de Goleman. A partir de entonces comenzaron a aparecer cada vez con mayor frecuencia artículos sobre el tema, desde muy diversas entidades académicas y puntos de venta populares.

Para comprender el gran poder de las emociones sobre la mente pensante —y la causa del frecuente conflicto existente entre los sentimientos y la razón— debemos considerar la forma en que ha evolucionado el cerebro.

La región más primitiva del cerebro es el tronco encefálico, que regula las funciones vitales básicas, como la respiración o elmetabolismo, y lo compartimos con todas aquellas especies que disponen de sistema nervioso, aunque sea muy rudimentario. De este cerebro primitivo emergieron los centros emocionales que, millones de años más tarde, dieron lugar al cerebro pensante: elneocórtex. El hecho de que el cerebro emocional sea muy anterior al racional y que éste sea una derivación de aquél, revela con claridad las auténticas relaciones existentes entre el pensamiento y el sentimiento.7

El neocórtex permite un aumento de la sutileza y la complejidad de la vida emocional, aunque no gobierna la totalidad de la vida emocional porque, en estos asuntos, delega su cometido en el sistema límbico. Esto es lo que confiere a los centros de la emoción un poder extraordinario para influir en el funcionamiento global del cerebro, incluyendo a los centros del pensamiento.

La sede de las pasiones

La amígdala cerebral y el hipocampo fueron dos piezas clave del «cerebro olfativo» primitivo que, a lo largo del proceso evolutivo, terminó dando origen al córtex y posteriormente al neocórtex. La amígdala tiene forma de almendra con estructuras interconectadas asentadas sobre el tronco cerebral; hay 2 amígdalas a cada lado del cerebro y la nuestra es la más grande comparada con la de los primates. La amígdala está especializada en las cuestiones emocionales y se la considera una estructura límbica muy ligada a los procesos del aprendizaje y la memoria. Si la amígdala es separada del cerebro no es posible apreciar el significado emocional de diversos acontecimientos, lo cual se le conoce como ceguera afectiva. Además de la pérdida de afecto y consecuente pérdida de memoria la amígdala junto con la circunvolución cingulada también permite la secreción de lágrimas y funciona como un depósito de la memoria por lo que quien vive sin amígdala prácticamente pierde la memoria ya que la amígdala guarda aquellos recuerdos que más impacto emocional tuvieron en nuestra vida como los traumas o nuestros momentos más felices. Constituye una especie de depósito de la memoria emocional. Es la encargada de activar la secreción de dosis masivas de noradrenalina, que estimula los sentidos y pone al cerebro en estado de alerta.

LeDoux descubrió que la primera zona cerebral por la que pasan las señales sensoriales procedentes de los ojos o de los oídos es eltálamo y, a partir de ahí y a través de una sola sinapsis, la amígdala. Otra vía procedente del tálamo lleva la señal hasta el neocórtex —el cerebro pensante—, permitiendo que la amígdala comience a responder antes de que el neocórtex haya ponderado la información. Según LeDoux: «anatómicamente hablando, el sistema emocional puede actuar independientemente del neocórtex. Existen ciertas reacciones y recuerdos emocionales que tienen lugar sin la menor participación cognitiva consciente».

La memoria emocional

Las opiniones inconscientes son recuerdos emocionales que se almacenan en la amígdala. El hipocampo registra los hechos puros, y la amígdala es la encargada de registrar el «clima emocional» que acompaña a estos hechos. Para LeDoux «el hipocampo es una estructura fundamental para reconocer un rostro como el de su prima, pero es la amígdala la que le agrega el clima emocional de que no parece tenerla en mucha estima». Esto significa que el cerebro dispone de dos sistemas de registro, uno para los hechos ordinarios y otro para los recuerdos con una intensa carga emocional. El cerebro usa un sencillo método para registrar recuerdos emocionales con mucha fuerza: los sistemas de alerta neuroquímica que preparan al organismo para luchar o huir en un momento de peligro también graban aquel momento en la memoria con intensidad. Sometido a tensión, ansiedad o dicha un nervio que va del cerebro a las glándulas suprarrenales (que están encima de los riñones) provoca secreción de hormonas epinefrina y norepinefrina; estas mismas activan los receptores del nervio vago y este transporta mensajes desde el cerebro para regular el corazón y lleva señales de vuelta al cerebro provocadas por estas mismas dos hormonas. La amígdala es el lugar más importante del cerebro al que van estas señales, activan neuronas en la amígdala para indicar a otras regiones del cerebro que refuercen la memoria para registrar lo ocurrido, lo cual explica por qué a veces tenemos traumas o recuerdos emocionales con cierto nivel de intensidad y no sabemos porqué.

Un sistema de alarma anticuado

En el cambiante mundo social, uno de los inconvenientes de este sistema de alarma neuronal es que, con más frecuencia de la deseable, el mensaje de urgencia mandado por la amígdala suele ser obsoleto. La amígdala examina la experiencia presente y la compara con lo que sucedió en el pasado, utilizando un método asociativo, equiparando situaciones por el mero hecho de compartir unos pocos rasgos característicos similares, haciendo reaccionar con respuestas que fueron grabadas mucho tiempo atrás, a veces obsoletas.

En opinión de LeDoux, la interacción entre el niño y sus cuidadores durante los primeros años de vida constituye un auténtico aprendizaje emocional, y es tan poderoso y resulta tan difícil de comprender para el adulto porque está grabado en la amígdala con la tosca impronta no verbal propia de la vida emocional. Lo que explica el desconcierto ante nuestros propios estallidos emocionales es que suelen datar de un período tan temprano que las cosas nos desconcertaban y ni siquiera disponíamos de palabras para comprender lo que sucedía. En esta primera etapa de la vida el hipocampo (crucial para recuerdos narrativos) y neocorteza (base del pensamiento racional) aún deben desarrollarse pero la amígdala, que madura muy rápido cuando somos niños, es mucho más probable que esté formada al momento de nacer. LeDoux nos dice que la amígdala sustenta un principio básico del pensamiento psicoanalítico: que las interacciones del niño con los adultos y personas que lo rodean le proporcionan lecciones emocionales basadas en su adaptación y dificultades en sus relaciones.

Cuando las emociones son rápidas y toscas

La importancia evolutiva de ofrecer una respuesta rápida que permitiera ganar unos milisegundos críticos ante las situaciones peligrosas debió ser vital en para nuestros antepasados, pues esa configuración ha quedado impresa en el cerebro de todo protomamifero, incluyendo los humanos. Para LeDoux: «El rudimentario cerebro menor de los mamíferos es el principal cerebro de los no mamíferos, un cerebro que permite una respuesta emocional muy veloz. Pero, aunque veloz, se trata también, al mismo tiempo, de una respuesta muy tosca, porque las células implicadas sólo permiten un procesamiento rápido, pero también impreciso», y estas rudimentarias confusiones emocionales —basadas en sentir antes que en pensar— son las «emociones precognitivas».

El gestor de las emociones

La amígdala prepara una reacción emocional ansiosa e impulsiva, pero otra parte del cerebro se encarga de elaborar una respuesta más adecuada. El regulador cerebral que desconecta los impulsos de la amígdala parece encontrarse en el extremo de una vía nerviosa que va al neocórtex, en el lóbulo prefrontal. El área prefrontal constituye una especie de modulador de las respuestas proporcionadas por la amígdala y otras regiones del sistema límbico, permitiendo la emisión de una respuesta más analítica y proporcionada. El lóbulo prefrontal izquierdo parece formar parte de un circuito que se encarga de desconectar —o atenuar parcialmente— los impulsos emocionales más perturbadores.

Armonizando emoción y pensamiento

Las conexiones existentes entre la amígdala (y las estructuras límbicas) y el neocórtex constituyen el centro de gestión entre los pensamientos y los sentimientos. Esta vía nerviosa explicaría el motivo por el cual la emoción es fundamental para pensar eficazmente, tomar decisiones inteligentes y permitimos pensar con claridad. La corteza prefrontal es la región cerebral que se encarga de la «memoria de trabajo».

Cuando estamos emocionalmente perturbados, solemos decir que «no podemos pensar bien» y permite explicar por qué la tensión emocional prolongada puede obstaculizar las facultades intelectuales del niño y dificultar así su capacidad de aprendizaje. Los niños impulsivos y ansiosos, a menudo desorganizados y problemáticos, parecen tener un escaso control prefrontal sobre sus impulsos límbicos. Este tipo de niños presenta un elevado riesgo de problemas de fracaso escolar, alcoholismo y delincuencia, pero no tanto porque su potencial intelectual sea bajo sino porque su control sobre su vida emocional se halla severamente restringido.

Las emociones son importantes para el ejercicio de la razón. Entre el sentir y el pensar, la emoción guía nuestras decisiones, trabajando con la mente racional y capacitando —o incapacitando— al pensamiento mismo. Del mismo modo, el cerebro pensante desempeña un papel fundamental en nuestras emociones, exceptuando aquellos momentos en los que las emociones se desbordan y el cerebro emocional asume por completo el control de la situación. En cierto modo, tenemos dos cerebros y dos clases diferentes de inteligencia: la inteligencia racional y la inteligencia emocional y nuestro funcionamiento vital está determinado por ambos.

La naturaleza de la inteligencia emocional

Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás.

Las Tres Fuentes de los Sentimientos

Las emociones son las expresiones exteriores de los sentimientos acumulados y formados en las áreas de la imaginación y la visualización. Hay tres fuentes de sentimientos que interpretan toda información que entra en el ser humano por los cinco sentidos y dan el sentido a lo que percibimos.

«1. Nuestra propia historia, cultura y experiencias, sean buenas o malas, nos han programado a sentir en una manera u otra, y dan un sentido diferente de todos los demás».
«2. El lado oscuro de lo espiritual que llamamos el maligno que nos anima de tomar un sentido oscuro y ver las cosas de su punto de vista y luego produce en nuestra imaginación y visualización el resultado de tomar su sentido de todo del punto de vista negativo. Muchas veces su sentido usa los temores de pobreza, peligro, hambre, rechazo etc. para provocar en nosotros las emociones y decisiones negativas».
«3. El lado de la luz espiritual que llamamos Dios es el que nos anima a tomar un sentido edificante o positivo y ver las cosas de su punto de vista y luego produce en nuestra imaginación y visualización el resultado de tomar su sentido que todo es para nuestro bien y todo va a salir bien».

Cuando ya hemos decidido qué sentido vamos a aceptar como la verdad entonces lo expresamos por nuestras emociones y nuestras acciones.

Medición de la inteligencia emocional y el CI

No existe un test capaz de determinar el «grado de inteligencia emocional», a diferencia de lo que ocurre con los test que miden el cociente intelectual (CI). Jack Block, psicólogo de la universidad de Berkeley, ha utilizado una medida similar a la inteligencia emocional que él denomina «capacidad adaptativa del ego», estableciendo dos o mas tipos teóricamente puros, aunque los rasgos más sobresalientes difieren ligeramente entre mujeres y hombres:

«Los hombres que poseen una elevada inteligencia emocional suelen ser socialmente equilibrados, extrovertidos, alegres, poco predispuestos a la timidez y a rumiar sus preocupaciones. Demuestran estar dotados de una notable capacidad para comprometerse con las causas y las personas, suelen adoptar responsabilidades, mantienen una visión ética de la vida y son afables y cariñosos en sus relaciones. Su vida emocional es rica y apropiada; se sienten, en suma, a gusto consigo mismos, con sus semejantes y con el universo social en el que viven».
«Las mujeres emocionalmente inteligentes tienden a ser enérgicas y a expresar sus sentimientos sin ambages, tienen una visión positiva de sí mismas y para ellas la vida siempre tiene un sentido. Al igual que ocurre con los hombres, suelen ser abiertas y sociables, expresan sus sentimientos adecuadamente (en lugar de entregarse a arranques emocionales de los que posteriormente tengan que lamentarse) y soportan bien la tensión. Su equilibrio social les permite hacer rápidamente nuevas amistades; se sienten lo bastante a gusto consigo mismas como para mostrarse alegres, espontáneas y abiertas a las experiencias sensuales. Y, a diferencia de lo que ocurre con el tipo puro de mujer con un elevado CI, raramente se sienten ansiosas, culpables o se ahogan en sus preocupaciones».
«Los hombres con un elevado CI se caracterizan por una amplia gama de intereses y habilidades intelectuales y suelen ser ambiciosos, productivos, predecibles, tenaces y poco dados a reparar en sus propias necesidades. Tienden a ser críticos, condescendientes, aprensivos, inhibidos, a sentirse incómodos con la sexualidad y las experiencias sensoriales en general y son poco expresivos, distantes y emocionalmente fríos y tranquilos».
«La mujer con un elevado CI manifiesta una previsible confianza intelectual, es capaz de expresar claramente sus pensamientos, valora las cuestiones teóricas y presenta un amplio abanico de intereses estéticos e intelectuales. También tiende a ser introspectiva, predispuesta a la ansiedad, a la preocupación y la culpabilidad, y se muestra poco dispuesta a expresar públicamente su enfado (aunque pueda expresarlo de un modo indirecto)».

Estos retratos, obviamente, resultan caricaturescos pues toda persona es el resultado de la combinación entre el CI y la inteligencia emocional, en distintas proporciones, pero ofrecen una visión muy instructiva del tipo de aptitudes específicas que ambas dimensiones pueden aportar al conjunto de cualidades que constituye una persona.

Daniel Goleman también recoge el pensamiento de numerosos científicos del comportamiento humano que cuestionan el valor de la inteligencia racional como predictor de éxito en las tareas concretas de la vida, en los diversos ámbitos de la familia, los negocios, la toma de decisiones, el desempeño profesional, etc. Citando numerosos estudios Goleman concluye que el Coeficiente Intelectual no es un buen predictor del desempeño exitoso. La inteligencia pura no garantiza un buen manejo de las vicisitudes que se presentan y que es necesario enfrentar para tener éxito en la vida.

El concepto de «Inteligencia Emocional» enfatiza el papel preponderante que ejercen las emociones dentro del funcionamiento psicológico de una persona cuando ésta se ve enfrentada a momentos difíciles y tareas importantes: los peligros, las pérdidas dolorosas, la persistencia hacia una meta a pesar de los fracasos, el enfrentar riesgos, los conflictos con un compañero en el trabajo. En todas estas situaciones hay una involucración emocional que puede resultar en una acción que culmine de modo exitoso o bien interferir negativamente en el desempeño final. Cada emoción ofrece una disposición definida a la acción, de manera que el repertorio emocional de la persona y su forma de operar influirá decisivamente en el éxito o fracaso que obtenga en las tareas que emprenda.

Este conjunto de habilidades de carácter socio-emocional es lo que Goleman definió como Inteligencia Emocional. Esta puede dividirse en dos áreas:

Inteligencia Intra-personal: Capacidad de formar un modelo realista y preciso de uno mismo, teniendo acceso a los propios sentimientos, y usarlos como guías en la conducta.

Inteligencia Inter-personal: Capacidad de comprender a los demás; qué los motiva, cómo operan, cómo relacionarse adecuadamente. Capacidad de reconocer y reaccionar ante el humor, el temperamento y las emociones de los otros.

Fuente: wikipedia.org